Los 471 años de Salvador y la fuerza de su gente

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Baianas do Senac Pelourinho, Salvador, Bahia Foto: Amanda Oliveira.

El pueblo bahiano es sin duda lo mejor de esta tierra mágica

Ganhadeiras de Itapuã. Lagoa de Abaeté, Salvador, Bahia. Foto: Amanda Oliveira.

Tomé de Sousa, colonizador, llegó a Brasil en 1549 con órdenes del Rey de Portugal para fundar una ciudad fortaleza en la Bahía de Todos los Santos . Así, el 29 de marzo de ese año, nació San Salvador, la sede del Gobierno General, la primera ciudad fundada en las tierras de Brasil, y por muchos años la ciudad más grande de América.

De esa tierra, nació un pueblo de sangre africana, europea (con predominancia de portugueses), Tupinambá o Tupiniquim, Gês (Jê) o Tamaio o Tapuia, Kariri o Kiriri. El bahiano es un mestizo físico y cultural que siempre se ha nutrido de un rango infinito de conocimiento, derivado de esta mezcla ancestral.

Un pueblo aguerrido, que luchó por la Independencia de Brasil en Bahia, enfrentando a las tropas portuguesas durante más de 17 meses (desde febrero de 1822 hasta julio de 1823). Un ejército de personas comunes, unidas por un solo objetivo, donde los blancos pobres, Tupinambás, negros liberados y personas esclavizadas enviadas por sus señores, se unieron a los soldados regulares y fueron a la lucha. En la madrugada del 2 de julio de 1823, la ciudad de Salvador recibió “caboclos y caboclas” como vencedores y merecedores de esta tierra.

Espetáculo Balé Folclórico da Bahia Pelourinho Salvador Bahia. Foto: Amanda Oliveira.

Hoy, la ciudad de Salvador se enorgullece del título de “meca negra”, de ciudad más negra fuera de África. Y lo hace con razón. Hay varios elementos de la enorme contribución cultural africana a la cultura bahiana, como el vocabulario, la culinaria, las costumbres y la espiritualidad. De aquel continente de muchos pueblos, lenguas y culturas diversas, fueron arrancadas para Bahia personas pertenecientes a las más diferentes naciones (pueblos). Hay los descendientes de la costa occidental de África, que hoy comprende Costa de Marfil, Camerún, Togo, Benin, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Gabón y Angola.

En esos 471 años de Salvador, nunca, ni siquiera en los sueños más nobles, alquien podría imaginar los rumbos que iría tomar la sociedad bahiana. Que nombraría edificios en Yoruba, que la gente viajaría para cá exactamente por ese gran simbolismo ancestral. En este suelo, los pueblos africanos sincretizaron las fiestas populares con tal maestría que es imposible disociarlas del candomblé: la Lavagem do Bonfim(Lavado), Santa Bárbara e Iemanjá. Y, todavía, que los blocos(bloques) afro brasileños serían el centro de la mayor fiesta, de la mayor industria local: el Carnaval.

Dia de Santa Bárbara. Pelourinho, Salvador, Bahia. Foto: Amanda Oliveira.

Salvador es rica en historia, tradición, belleza natural, pero definitivamente, la ciudad está formada por personas. El soteropolitano(de Salvador) tiene una forma de hablar, de moverse, que es incluso un poco difícil de explicarlo. Un acento, un ritmo, una mirada especial. Bahia suele despertar pasiones. Quizás por su musicalidad, su gastronomía, o por la puesta del sol y su mar sereno. Más que eso, Salvador nos brinda un sentido de pertenencia, a los de aquí y a los de cualquier parte.

Tierra de Maria Quitéria, Santa Dulce dos Pobres (Santa Dulce de los Pobres) y Mãe Menininha do Gantois. Una ciudad de gente de fe, fiestera y trabajadora. Gente que, en 2019, se movilizó y fue a quitar el petróleo de las playas, del desastre que devastó todo el nordeste. Ciudad con una población mayormente periférica, que se levanta todos los días con determinación para enfrentar los desafíos diarios y aún luce una linda sonrisa en su cara.

Aquí hay gente hospitalaria, que viste blanco el viernes, a quien le gusta la fiesta de San Juan e igualmente disfruta del Carnaval. Personas que comen pão delícia (pan delicioso y especial) y a veces “comen agua”(cuando se bebe mucha cerveza u otra bebida alcohólica) viendo un clásico de Ba-Vi(equipos de fútbol BAhia y VItória). Flota en el aire el orgullo de ser soteropolitano, de llamar a Salvador “mi país” y decir que el pueblo bahiano debería ser estudiado. Y tienen razón, pues si piensas en algo inimaginable ¡en Bahia hay precedentes!

Bar da Mônica Gamboa de Baixo, Salvador, Bahia. Foto: Amanda Oliveira.

Tú que no eres de aquí, sueña y visita cuando puedas, estaremos aquí con los brazos abiertos. Para los que viven en la ciudad, recuerden siempre dónde están ahora, toda la historia y especialmente todos los logros que tuvieron lugar aquí. Trata de escuchar mejor los sonidos de rum, rumpi y lé y siempre cree en tu axé.

Por Fernanda Slama
Coordinadora de contenido

Entérate de más información:

Libro: História da Bahia, de Luís Henrique Dias Tavares, historiador, profesor emérito de la Universidad Federal de Bahia (UFBA).

Materia Carta Capital – Salvador es la meca negra: toda persona negra debe ir al menos una vez.

Materia La Independencia de Brasil en Bahia

El 2 Julio – Independencia de Brasil en Bahia